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lunes, 5 de marzo de 2018

Europa proteccionista presiona por librecambio al Mercosur

En diciembre de 2017, la economía regional temblaba ante el posible Tratado de Libre Comercio (TLC) entre la Unión Europea y el Mercosur. Las negociaciones se estancaron, por ahora. Pero la posición proteccionista de los países del norte es contradictoria con el libre comercio que intentan imponer a los del sur.
El economista argentino e investigador del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag), Pablo Wahren, observa por ejemplo que los países desarrollados “han logrado que se prohíban los subsidios a la exportación de los productos industriales donde sus empresas detentan el control de la producción y de la tecnología”.
Pero al mismo tiempo, “mantienen una agresiva política de subsidios a su producción agrícola para protegerla de las importaciones, ya que en ese rubro es donde los países periféricos son más competitivos”. 
Evidencia de esto es la Política Agrícola Común (PAC) europea, que establece ayudas directas por superficie (agricultura) o por cabezas de ganado (ganadería) y garantiza un precio mínimo de venta a los agricultores para cuando los precios internacionales bajan de determinado nivel. 
“Esta política abarata los costos de producción en Europa limitando la competencia extranjera, favoreciendo las exportaciones primarias europeas e impacta a la baja en el precio internacional de los alimentos”, explica el investigador.
Sin embargo, cuando los países desarrollados observan producciones subsidiadas en otros países aplican bloqueos a las exportaciones a partir de la aplicación de medidas “antidumping”, que consisten en imponer aranceles extraordinarios o prohibir las importaciones de determinado producto y origen, acusando que el país exportador se encuentra vendiendo a un precio inferior al de producción para poder ganar mercados.
“Para los países periféricos, la implementación de esta política se encuentra mucho más limitada por cuestiones técnicas, ya que carecen de los recursos para demostrar los casos de dumping”, agrega Wahren, y recuerda que, en efecto EEUU y Europa han sido los que aplicaron más medidas no arancelarias en los últimos años según la OMC: EEUU acumula el 17,6% de estas medidas mientras que Europa el 17,4%.
Un Mercosur entregado
Los presidentes de los países líderes del Mercosur, Mauricio Macri (Argentina) y Michel Temer (Brasil), se han mostrado extrañamente apurados en concretar la firma del TLC entre el bloque sudamericano y la Unión Europea, e intentaron por todos los medios lograrlo antes de que termine el 2017. Sin embargo, el acuerdo no prosperó aun. 
Y es que, como explica Wahren, “a pesar de la entrega de los gobiernos sudamericanos, el acuerdo aún no se firma porque los países europeos, en particular Francia, no ceden en la protección a su sector agrícola. La capacidad de negociación del Mercosur es tan baja que ni siquiera negocia por liberar aranceles sino que negocia porque se le habiliten cupos de exportación al viejo continente en materia agropecuaria”.
Expertos como Mariano Treacy (investigador y Docente en la Universidad Nacional de General Sarmiento-UNGS) y Francisco Cantamutto (investigador IDAES-UNSam-CONICET), también notan que “la Unión Europea promueve la apertura en los rubros en que ya es competitiva, y se niega a desproteger aquellos en los que nuestros países se especializan”.
Como si fuera poco, Wahren hace notar una particularidad de una las cláusulas negociadas entre el Mercosur y la Unión Europea: establece que las empresas europeas tengan el mismo nivel de prioridad que las empresas locales a la hora de definir las compras y contrataciones públicas. Difícilmente las empresas locales podrán competir con las extranjeras en esas condiciones.
Las falacias del libre comercio
El investigador de la Celag recuerda que durante el siglo XIX, los Gobiernos de Estados Unidos y Europa aplicaron “un variado instrumental de medidas intervencionistas para proteger y fomentar sus industrias nacientes”, como aranceles, prohibiciones de importaciones, acuerdos entre Estado y empresas privadas, entre otros.
El análisis de Wahren coincide con el de varios otros pensadores contemporáneos que desmienten el discurso del libre comercio como promotor del desarrollo. 
Por ejemplo Anwar Shaikh, profesor de economía la New School University de Nueva York y uno de los más importantes economistas heterodoxos, considera que “afirmar que el libre comercio beneficia a todo el mundo es una mentira y siempre lo ha sido. Ha sido demostrado históricamente que es falso”.
En realidad, “podemos explicar por qué países como Estados Unidos cuando crecían no tenían libre comercio”, agrega Shaikh. “No lo aceptaban porque entendían que ellos eran los perdedores y lo decían explícita y públicamente, ‘no permitiremos que Inglaterra y Europa entren porque destruirán nuestras industrias domésticas’. Y cuando fueron lo suficientemente fuertes ellos mismos dijeron ‘ahora sí, tengamos libre comercio’”.
Similares análisis presenta el famoso economista surcoreano Ha-Joon Chang, autor de un conocido trabajo titulado “Patada a la escalera. La verdadera historia del Libre Comercio”, así como el académico argentino Marcelo Gullo, quien en sus libros “La Insubordinación Fundante” e “Insubordinación y Desarrollo”, muestra que los países hoy en día desarrollados llegaron a ese umbral de poder no gracias a lo que predicaron –el libre comercio-, sino a lo que practicaron: un férreo proteccionismo económico sumado a un fuerte impulso estatal.

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